La crisis del Covid-19 ha vuelto a poner sobre la mesa la cuestión de la renta básica y el Gobierno ha acordado aprobar un ingreso mínimo garantizado que parece que tendrá un coste de unos 3.000 millones de euros y beneficiará a un millón de hogares. La cuestión de la renta básica aparece a consecuencia del incremento del desempleo, bien por una cuestión coyuntural (crisis del Covid-19) o estructural (robotización del trabajo). Se asume que no hay trabajo para todos y que por tanto hay que proteger con una renta básica a aquellos que no pueden conseguir un trabajo. Algo razonable pero que parte de una premisa que, no es que sea falsa o cierta, sino que es “política”, que es el hecho de que “no hay trabajo para todos”. Si consideramos que el mercado privado no es capaz de ofrecer un empleo para todos y que por tanto el Estado debe proteger a aquellos que no logran un empleo, podemos pensar una solución alternativa (o complementaria) a la renta básica, que es el trabajo garantizado.
Blog personal en el que publico reflexiones sobre sociología, política y economía.